se venían gestando hace mucho atrás.
Y mirá que le había dicho que cualquier verdad
sería mejor que ese nefasto idilio de felicidad.
Entonces, ¿por qué inyectarle la vida de esa manera?
¿Por qué continuar?
¿Tan grande y profundo era ese vacío?
¿En qué pensaba cuando en cada segundo planeaba
hasta el más mínimo detalle del encuentro?
¿Elegir por ella?
¿Hasta cuándo?
¿Amar lastimosamente?
La cosa es que
el sujeto se lamía y
relamía.
Se regodeaba
mientras las mentiras que crecían aún más,
se apretaban en el subsuelo más nauseabundo
de su ser.
Su olor típico volvía como cada mañana.
Su olor a oscuridad y miedo.
A sombra deformada.
A sábana de muerto
cuando todo se apaga.
1-06-11
no sé el porqué, pero apenas leí este poema me dio ganas de escuchar, "yo te quiero libre" de Silvio rodriguez...
ResponderEliminartodos tenemos que dejar volar a todas las personar, inclusive otorgarle un lugar a la utopía , incluso hasta nuestros niños...
Ay ariel gracias por tus comentarios tan bonitos, esto lo escribí desde el dolor más profundo, que sólo se puede expresar escribiendo. Bien lo sabemos, o al menos es mi caso, lo que escribimos. Es un vómito de angustia y tristeza este poema. Es increíble como me hace bien escribir y ayuda a poner fin a ciertas cuestiones que no puedo solucionar con palabras (habladas)o lágrimas. esto es diferente.
ResponderEliminarUn abrazo y aguanten los blogs ja!