lunes, 17 de mayo de 2010

Retacitos de algún que otro sentimiento loco
se incorporaban suspicazmente en aquel atardecer.
Puñados de aquellos momentos
retorcidos y
esponjados
contra las ventana
nos traía manoseados, y nos llevaba sin querer,
a lugares retocados siniestramente
por nuestra propia vergüenza.
Amontonados, quién sabe donde,
descubrimos
apuñalados caprichos que,
con toda la razón del mundo se negaban a aflorar.


21-09-09

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